Nostalgias

Cuando era chica y pensaba en el futuro me sentía esperanzada, y confiada. Nunca soñé con una vida color de rosa, desde pequeña mis padres se encargaron de enseñarme que eso no existe, como tampoco los príncipes azules, ni la tierra del Nunca Jamás, ni Papá Noel, ni el ratón Pérez, ni el Hombre de la Bolsa, ni muchas otras cosas.
No, siempre fuí muy realista, pero siempre confié en mí, en mis fuerzas, en mis ganas, en mi capacidad, en mí.

Y creía que iba a llegar taaaaaaan lejos...
Pensé que después de tanto divagar había encontrado la carrera para mí: iba a ser una arquitecta perfecta, la mejor. ( y a los dos años me cambié de carrera)
Pensé nuevamente que me iba a detacar en lo mío, después de todo, y con mi carácter, qué iba a ser si no abogada? ( y hace dos años que estoy en segundo, con perspectivas de quedarme por lo menos un añito más.)

Nunca creí, como dije más arriba, en los príncipes azules, pero sin embargo siempre confié en el amor, y aposté cada vez todas las fichas, y perdí, y seguí, y volví a apostar.( y volví a perder)
Y finalmente decidí que con éste hombre quería formar mi familia, lo ví como un gran esposo, un gran padre, un gran abuelo, un gran hombre.
Y volví a apostar, pero ésta vez no quedó nada de mí, TODO lo aposté, TODO. ( Y hoy estoy haciendo grandes esfuerzos por mantenerme en la mesa, porque todo indica que la banca gana otra vez, pero mi corazón no hace otra cosa que rogarme que me quede, que siga, que peleé, como lo hice siempre, corriendo los riesgos, apostando lo que no queda. Pero cómo puedo hacer, si a ésta altura la ruleta está girando, y éste tiro ya no depende de mí.)


Perdón por las cursilerías, si las encuentran, pero necesitaba éste espacio para ésto hoy.