Una cuestión de actitud...

El otro día iba apuradísima caminando por el centro y tuve la felíz idea de cortar camino pasando por una galería, sin darme cuenta que era la hora del cierre. Crucé la galería entera y cuando iba llegando a la salida advertí que la reja ya estaba baja, pero aún no le habían colocado la pequeña puertita. Agradecida de la suerte que me había tocado comencé a caminar hacia la misma, notando que lo hacía adelante mío una chica que había tenido la misma suerte que yo, y más adelante, el encargado de la galería, con la pequeña puerta en la mano. Apuré mis pasos pero no logré alcanzar al infelíz de la punta, quien arribó exitosamente a la reja, comenzando la diaria tarea de enganchar la puerta. Me dí cuenta, entonces, que la chica que iba adelante mío intercambiaba monosílabos con el señor, y luego giraba unos 180 grados, para quedar enfrentada a mí y regresar cabizbaja a la puerta de ingreso. Llegué hasta el encargado...

-Nato: Señor, ya está cerrando? (santa inocencia...)
-Encargado: SI
-N: No nos puede dejar salir??? (me solidaricé con la otra chica, que caminaba lentamente para el otro lado mirando sobre sus hombros para ver si yo tenía éxtito y ella y su cobardía se evitaban el regreso al otro lado de la galería)
E: (sin siquiera mirarme)NO, tiene que ir por el otro lado.
N: (con cara de Andrea Del Boca) Pero..., señor, estoy apurada, y me voy a tener que dar toda la vuelta... (un segundo más y se me caía una lágrima)
E: Eso no es problema mío (otra vez no me miró)
N: (mientras giraba los 180 grados y volvía sobre mis pasos abrazada a mi frustración) Eso que dijo es muy feo, señor. Algún día usted va a necesitar algo y otro le va a responder lo mismo. Acuerdesé que cada uno cosecha lo que siembra...

Y me fuí a dar la vuelta a la manzana, conforme, porque le había dado una lección...