Anoche
Soñé que volvías...
Te encontraba en la puerta de mi casa, te miraba, y mis ojos incrédulos trataban de enfocarse en tu rostro, para asegurarse que la sonrisa y los ojos claros que brillaban con picardía en frente mío eran los tuyos.
Miré a mi alrededor y encontré entonces la misma sonrisa en miniatura y unos ojitos que, aunque castaños, brillaban con el mismo fulgor... Era tu hija, que disfrutaba del confuso encuentro con total naturalidad.
Entonces creí lo que mis ojos veían, y te di un abrazo, medio frío por la confusión:
- Qué hacés aca?
- Nada, extrañaba y me vine, cuando volvamos buscaremos otros trabajos para S. y para mi...
Tenías una remera rosa, y una panza "de sobrino nuevo", a punto de estallar. Nos volvimos a abrazar, todavía había un poco de confusión en el ambiente. Nos reíamos, nos reíamos a carcajadas. Después empezamos a llorar, y ya no podíamos soltarnos:
-Te extrañé, prima, no sabés cuánto te extrañé...
Lo escribo antes del desayuno, a ver si algún día de éstos se hace realidad...