Monólogo en ocasión de una mudanza
Mudarse para mí es de cierto modo una forma de empezar de nuevo: Les das a las cosas un nuevo orden, tirás muchas cosas, compras cosas nuevas para tu casa nueva, respirás otro aire, que se yo...
Es probable que yo sienta eso también porque me fui de vivir en un ambiente requetecontraestrecho, con una sóla ínfima y miserable ventanita, a vivir a un departamento normal, de un dormitorio, con dos enormes ventanales, un balcón de un metro y algo y algunas que otras comodidades más que hacen que mi vida, mi forma de vivir, mi forma de pensar respecto del hogar, y mis ganas de volver y permanecer en él, cambien rotundamente.
La mudanza en sí, NO es, definitivamente, la mejor parte. Envalar todos y cada uno de los objetos que uno tiene es como un poquito engorroso, quizás. Es allí cuando uno descubre la cantidad de inútiles, feos, incombinados y rompibles adornos que se ha encargado de acumular en los últimos años, cuando no toda la vida...
Ni hablar de la parte de libros, apuntes, resúmenes, súper resúmenes, cuadros sinópticos y toda otra clase de técnica de estudio que pueda ser plasmada en uno, dos o varios millones de papeles... no se lo cuenten a dos estudiantes de abogacía... Es ahí cuando uno descubre lo útil de haber cursado sólo un par de pedorras materias en los últimos años... me ahorre varias cajas... je je!
Bueno, finalizada la tarea de envalaje, que incluye a la madre que se ofrece a ayudar con la misma en el horario de oficina de la hija, y luego tortura a ésta última ennumerándole toooodas las cosas que "yo si fuera vos ya hubiera tirado a la mierda...", "pero mamá, eso es de J." y "tiralo lo mismo, total no se va a dar cuenta..." y "Natalia, porque no hacés así..." y "Natalia, porque no hacés asá" y etc. etc. y muchos etc. y "Gracias mamá por tu ayuda, pena que no puedas salirte alguna vez de tu rol de madre y darte cuenta que tengo menos de 25 y que si vos sos así de despelotada a los 40 yo no me quiero imaginar como eras a mi edad...", en fin...
Seguimos con el traslado, antes durante y posterior manifestación de pesimismo de tu compañero, quien afirma con total certeza "que vas a ver que tu mamá (que recibía hoy amigos de Baires que hace años que no ve...) y tus hermanos (que habían planificado para hoy el viaje de sus vacaciones...) no van a venir, que vamos a estar sólos con G. y P. y no vamos a poder hacer nada..." hasta que tocan el timbre y entran tu madre, dos de tus tres hermanos, junto a una amiga y dos amigos de ellos, más G. y P. (que por cierto dejaron de estudiar la última materia de sus carreras para venir...), of course, y las 4 manos se convierten en... en un montón de manos que hacen el trabajo mucho más liviano, y en un montón de bocas que comparten tu sonrisa porque saben lo importante que es para vos esa mudanza, que hacen el trabajo mucho más placentero.
Bueno, finalmente, arriba el flete, y luego de carga, descarga y subida de heladera, cama, un par de muebles y 488 millones de cajas,y de encontrarla a mamá cuando terminás de subir la última caja inundando el baño a baldazos diciendo "bueno, ya está totalmente desinfectado, nena, quedate tranquila..." (si, ya sé... es madre, no ha vuelta que darle, pero no me digan que no es un amor mi mami...), te dejan a vos sóla, pero sóla, sóla... bueno, con una amiga (esa que jamás imaginaste que se iba a clavar toda una tarde para fregar a la par tuya...), pero lo mismo es poco... frente a tooooodo un departamento cuyo tamaño triplica al anterior, listo para ser fregado, limpiado, desinfectado y ordenado, mientras el pobre condenado de tu novio se va a lijar, pintar y limpiar el departamento viejo que tenés que entregar el Lunes...
En fin, a pesar de todos los periplos, es hermoso mudarse, sobre todo cuando la mudanza implica ir a un lugar tanto mejor del anterior, y más cuando es el primer paso que dan juntos, vos y él, en pro de todo lo que está por venir...